28 de abril de 2009

Autorretrato

La falda del volcán ofrecía pocos días soleados, pocos días como aquél. Las nubes, que atravesaban el continente velozmente, se detenían al toparse con la monatña más alta de aquel mundo recóndito. En torno a ella, se establecían, y aquel que ascendía la empinada ladera lo suficiente, podía apreciar un mar de nbes que a menudo cubría el horizonte, sin dejar ver las bastas tierras que se extendían hacia el sur, cubriendo la Selva de Agana.

Aquella mañana era diferente. El sol lucía radiante, y Lyda, al despertar, no pudo evitar salir al jardín a disfrutarlo. La bonita muchacha llevaba unos días preocupada. Últimamente se sentía diferente. Su conocimiento de la magia mutable había cambiado. Cada vez sabía más, y sus secretos se le iban desvelando, pero ello traía consecuencias. El hecho de poder convertirse en un pajarillo rojo y volar entre los árboles, era demasiado tentador como no hacerlo amenudo, y Lyda iba sintiendo la parte oscura que toda magia conlleva...

Una vez, recordaba, su madre le contó que conocía a un hechicero ilusionista. Al parecer, éste había perdido la cordura, pues con su magia era capaz de engañar los sentidos, y hacer que se viera u oyera aquello que no existía. Llegó a crear los olores más increíbles, y las más impresionantes visiones. Podía incluso hacer aparecer cientos como él mismo, para engañar a los asaltantes... Pero la magia de la ilusión tenía una pega, uno corría el riesgo de engañarse a sí mismo, de perder la razón y de creer que existía lo que él mismo había creado... Este hechicero estaba sufriendo las consecuencias de la magia.

Y Lyda pensaba que le estaba sucediendo lo mismo. La magia mutable era diferente, y la pérdida de la cordura giraba en torno a otras secuelas... Lyda sentía que a veces su verdadera forma era diferente a la de su cuerpo esbelto y precioso. Las alas de pajarillo le parecían sus brazos, su piernas a menudo las sentía en la forma de las raices de las plantas en que era capaz de transformarse, y su cuello parecía más largo de lo normal, como el los monstruos reptiles que tanto adoraba.

Le había ocurrido ya varias veces, que tras escpársele varios hipos seguidos, se convertía en una horrorosa figura, sin querer, y hasta que n se tranquilizaba, no era capaz de volver a su estado original. Era algo que le aterraba, estaba perdiendo el control... Pero ella adoraba su magia, conocerla era algo que ansiaba, y manejarla algo con lo que disfrutaba. Tenía que encontrar el modo de controlarla.

Su pérdida de identidad, le hicieron sentirse muy desconsolada. Pero aquel día que había nacido, tan brillante, parecía brindarle la oportunidad de regocijarse con su vida, con su conocimiento. No pensó en volverse un águila y sobrevolar el volcán, ni en un roedor y corretear entre los helechos. Decidió, sino, dibujarse a sí misma, así como se sentía, y como más quería sentirse. Lo que ella era, y lo que quería ser.

La magia no era más que magia. Ella sería más fuerte, podía con ello. Se sentó en su jardín, sobre el pasto, con un lienzo de pergamino, y una pluma húmeda, y comenzó a dejar que el arte y la magia fluyeran por sus trazos...





Autorretrato
Lyda de Lis

17 de abril de 2009

Cuentos de La Alhambra

La Alhambra desde el barrio de El Albaicín


Si algo hay en estas leyendas que lastimen la credulidad del escrupuloso lector, debe mostrarse indulgente recordando la naturaleza de estos lugares. No cabe que espere encontrar aquí las mismas leyes de la probabilidad que rigen los comunes escenarios de la vida diaria.
Sólo ha de recordar que camina por los salones de un palacio encantado y que todo es terreno fantástico...


Wahington Irving
Cuentos de La Alhambra





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7 de abril de 2009

La Gomera. 4 al 6 de abril'09

Este fin de semana lo hemos pasado en la Isla de la Gomera (oeste de Tenerife). Ha sido un finde mágico, precioso, agotador y revitalizante a la vez… La Gomera es una isla pequeña, pero muy alta. Sus costas escarpadas, con playas de arena negra o callaos, contrastan con sus altas cumbres boscosas… En el centro de la isla, el Parque Nacional de Garajonay, un bosque mágico de laursilva, con árboles retorcidos cubiertos de musgos y líquenes, con bellos arroyos y helechos por doquier… Sin duda, inspira a crear los más escalofriantes relatos de terror, donde los malos de cuento se moverían a sus anchas, libres de extender su maldad…

Nosotros tomamos un barco de Fred Olsen en el puerto de Los Cristianos (realmente empezó en Santa Cruz con el ferry bus de la misma compañía). El viaje de ida vuelta nos ha salido por 50€ aprox. por ser residentes. A eso de las 9.30 de la mañana del sábado atracábamos en el puerto de San Sebastian de la Gomera, pero los de Fred Olsen están tan bien organizados que ni avisan, y en escasos minutos zarpamos sin nosotros desembarcar… Sí, sí, como leen señores. ¿Empanados o a bordo de una mierda de compañía? El trayecto inesperado nos lleva hasta Valle Gran Rey, una población al suroeste de la isla. Pasamos allí la mañana del sábado. Del puerto de las Vueltas paseamos hasta la Playa, comimos allí y regresamos al puerto para tomar el barco de vuelta a San Sebastian a las 4. Es mejor el trayecto en barco que en bus, mucho más rápido y de precio similar. Valle Gran Rey es bonito, aunque muy turístico. Debe su nombre por ser donde vivió uno de los últimos grandes reyes guanches, al cual le tienen erigida una estatua: Hauatacuperche.

Ya en San Sebastian, nuestra intención era caminar hasta la playa de la Guancha (como a una hora por la costa, dirección Playa Santiago), para acampar y pasar la noche. Pero a riesgo de quedarnos sin luz, abortamos el plan y decidimos pasar la noche allí mismo. Nos hemos alojado en el Hotel Torre del Conde (por unos 60€ aprox.), que debe su nombre a la torre que aun recuerda a Fernan Peraza, Conde de la isla en el siglo XV.
Para mí, visitar San Sebastian era importante, ya no por ser paso obligado de llegada a la isla, sino porque es un puerto histórico. En sus aguas fondeó Cristóbal Colón en 1492 antes de partir a lo desconocido, así como en sucesivos viajes a América. Además, otros grandes lo usaron como puerto para aprovisionarse ante largas travesías: Hernan Cortés, Francisco de Pizarro o Vasco Núñez de Balboa…
Nosotros cenamos en su playa de callaos, hasta que se hizo de noche y nos fuimos a dormir, pues estábamos agotados.

El domingo, al despertar, corriendo de las oficinas de turismo a la estación de guaguas, (informarse aquí es de locos) para al fin tomar la línea 1 (dirección Valle Gran Rey) hasta bajarnos en Pajarito, donde comienza nuestra caminata. Debían ser las 12, cuando partimos del Alto del Contadero, a través de un sendero que nos llevará de sur a norte a través del parque nacional de Garajonay, la región que todos llaman Bosque del Cedro: precioso.
Es un bosque de laurisivilva mágico. El sendero nos lleva descendiendo hasta la ermita de Nuestra Señora de Lourdes, cruzando el arroyo del cedro varias veces, entre árboles y rocas cubiertas de musgos verdosos. Los árboles retorcidos nacen por todas partes, estás en pleno bosque virgen. En la Era Tercaria, estos bosques cubrían la cuenca del Mediterráneo, hoy ya sólo existen aquí. Es un lugar que me cuesta describir… Increíble.

Tras un descanso en la ermita, llegamos ya tarde al Caserío del Cedro. Allí, en el camping-restaurante de las Vistas pasamos la noche. Es un sitio extremadamente barato, no sé si por ser un lugar recóndito (lo que le hace además muy agradable) o por la escasa amabilidad de los que allí trabajan… Literalmente nos echaron del restaurante por llegar tarde a cenar (eran las 9 de la noche).

Antes de eso nos aventuramos a descender el barranco del Cedro, para ver el salto de agua que tanto anuncian. Ahora que estoy en casa, de vuelta, me alegro de haberlo hecho, pero en aquel momento, no se lo hubiera recomendado a nadie, ni loco. La bajada consiste en una escalera pedregosa y empinada, a lo largo de todo un acantilado, muy bonito a la vista continua del salto de agua, pero realmente fatigosa. Y la subida de vuelta… No quiero contaros. La cascada al final, en el Embalse de los Tiles, no es para tanto.

Hasta entonces disfrutamos dos días soleados, perfectos. Para entonces, una niebla remontó el valle y cubrió los cielos un tiempo, hasta que por la noche asomaron las estrellas y la luna creciente. Al día siguiente una nube baja nos acompañó todo el día.

Partimos a eso de las 9.30, tras un café de la borde camarera del camping, tomando el Camino de San Juan: una marcha muy recomendable, aunque muy dura.
Comienza el sendero en el mismo camping, subiendo, internándose en el bosque de laurisilva de nuevo. Al dejar el bosque, se debe tomar un camino de tierra para vehículos que sigue la cima de la montaña, hasta desviarse de nuevo en el sendero. Ahí comienza la dura bajada, con vistas continuas al valle de Hermigua. La bajada es realmente bonita, entre montañas, con la playa al fondo, y la ermita y el pueblo de Hermigua justo debajo. Es una pena la parte en que se atraviesa un monte quemado, en el verano, creemos, de 2007, y que ya da señales de irse recuperando. Allá donde hubo muerte, ya crece el verde de la vida.
El sendero lleva, a duras penas, en una continua pendiente, a la ermita de San Juan, muy austera, aunque preciosa por su situación, en lo alto de una loma baja, sobre el valle…
Ya en Hermigua, tras un descanso obligado (se nos escapó la guagua!!), regresamos a San Sebastian, donde comemos y tomamos el ferry de vuelta…

Estamos realmente agotados, muertos, reventados, pero sin duda alguna, ha valido la pena. La Gomera es mágica.



En unos días subiré más fotos para acompañar este relato del viaje. De momento os pongo algunas representativas aquí:




San Sebastián de La Gomera


Tenerife desde el Parque Natural de Garajonay





Bosque de El Cedro (Garajonay)


Salto de Agua de El cedro


Ermita de San Juan (Hermigua)

2 de abril de 2009

La Batalla de las Estatuas

"Mirad, parece sonreír, será que es el demonio.
Un chico así, jamás debió pasar...
Oh Dios, terrible engaño..."

Meteoro y el Señor Conejo
Iván Ferreiro



El campo de batalla estaba completamente cubierto de cadáveres cuando el guerrero divisó al demonio a poca distancia. Unos cuántos hombres aun se mantenían con él, agrupados en medio de aquel caos de muerte y destrucción. Sus tropas estaban siendo diezmadas, pero aun podía ganar aquella batalla. Quedaban suficientes para retener al enemigo mientras él plantaba cara al demonio. Era el momento, si quería la victoria, tenía que ir a buscarla.

No hizo falta que inidicara a sus hombres que lo siguieran. Caminó con paso firme, blandiendo su espada de acero pridonio, junto a su escudo, con el emblema de la Casa Real de Tradorón, derecho hacia el objetivo. Si acaba con el demonio, terminaría aquella masacre.

Se ahogó en el pánico, es cierto, pero fue fiel a su intención, y no detuvo el paso hasta encontrarlo por la espalda. Era conocido por su honor, e hizo acopio de él por última vez, gritándole un desafío.

- Gingoen, Señor de la Impotencia, girad sobre vuestra horrenda forma, y que mi espada os dé el destierro de nuestro mundo para siempre.

El demonio, convertido en un gigante de metal, se giró hacia el guerrero. Su rostro repugnante hizo dar un paso a sus hombres, que lo rodeaban detrás, pero él se mantuvo firme, aunque no por ello menos aterrado. Incontables pinchos y cuernos metálicos salían de su cara, que no mostraba boca, ni ojos, ni orejas. Sus garras eran cuchillas, ya impregnadas de la sangre de sus hombres, y sus piernas eran ágiles como el viento.

Por sus gestos, el demonio pareció mofarse, reirse su hubiera podido, y sin detenerse a dudar, le asestó un golpe que cualquier mortal no hubiera podido resistir. Pero el guerrero, diestro, interpuso su escudo, y sus pies se arrastraron varios metros al resistir el golpe. Cayó al suelo, pero no había sufrido herida alguna. Uno de sus hombres se acercó a ayudarlo, mientras unos cuantos no pudieron más y huyeron de la escena. El gigante metálico, entonces, cercenó al compañero junto al guerrero, que se bañó con su sangre desparramada.

Su espada salió disparada hacia el brazo del demonio, que no logró sino quebrarse. Mas el guerrero se puso en pie, dispuesto a frenar al demonio ya sólo con su escudo y la empuñadura de su arma, antigua reliquia familiar ahora perdida. Cuando éste, inmenso, lo agarró por el cuello, entre dos cuernos de acero.

El guerrero sintió elevarse del suelo, y jamás supo si fue por el miedo o por la asfixia, pero casi cae desmayado en aquel mismo momento. Con el tiempo llegó a arrepentirse de aquella lucidez, más le habría valido caer muerto ahí mismo, que dejar que los acontecimientos se sucedieran...

Entonces, cuando ya etsaba solo, en lo alto en el campo de batalla, donde sus tropas se batían ya sin esperanza alguna, el demonio le habló. Su rostro mutó hasta convertirse en una cara, los pinchos y cuernos menguaron hasta desaparecer, y su rostro fue por un momento como el de un ogro. Su tez metálica, fue ablandándose hasta volverse en una piel gruesa de las montañas. Aunque su cuepro no menguó, quedando en al forma de un gran gigante, de esos que se ocultan en los valles.

- Guerrero, podría acabar con tu vida ahora mismo, pero te daré una oportunidad de vivir. Tus tropas no valen nada para mí, pero tu honor es jugoso manjar para saciar mi sed de impotencia... Esta batalla la has perdido, y yo aun así te doy la oportunidad de regresar a tu hogar. Sólo debes prometerme tu alma por la vida.

El guerrero carraspeó, pensando. Tenía brazos, piernas y tronco aprisionado en su puño cerrado. Lo que antes eran unos cuernos metálicos ahora eran los dedos de aquel gigante demoníaco. No tenía escape, la muerte le aterraba, y la huída bien le valía la pena, aunque no a ese precio... Que su alma sirviera al demonio para siempre era algo que aun le aterraba más que la idea de la muerte. La derrota ya era suya, y sus hombres caerían, no había otro final posible. O eso se dijo para convencerse a sí mismo justo antes de pronunciar las siguientes palabras, que matarían su honor y lo sumirían en la desesperación para siempre...

- En este campo de batalla fracasado aun soy dueño de muchas almas. Todos mis guerreros morirían por mí ahora mismo, salvo aquellos que les venza el horror y logren escapar de esto. Mi alma es un precio que no podría pagarte, pero te prometo las almas de cuantos aun luchan hoy por mí. Tuyas son sus almas si me dejas volver a mi hogar con la cabeza gacha.

El demonio sonrío, ahora sí lo apreció el guerrero, que sintió una angustia que le duraría siempre por lo que acababa de decir, sin arrepentirse debido al miedo.

- Que así sea.- Aceptó el demonio.- Las almas de tus hombres son mías ahora. Tú puedes ir, que de ti ya me cobro con tu cobardía, con tu traición. Me has saciado.



Cuando el guerrero despertó estaba allí mismo tendido, en el centro del campo de batalla. Una batalla que había perdido. Era de noche, el demonio no estaba, y el paisaje se veía tranquilo, aunque lo que encontró fue tan horroroso que jamás pudo volver a dormir sin verlo... El cielo estaba despejado, y por la llanura corría una fresca brisa que mecía el pasto, bañado por la luz plateada de la luna. Se puso de pié sin poder creerlo. Los cuerpos de los caídos no ensombrecieron la escena. Por toda la bajada de la loma, donde la batalla se hubo librado y resuelto en fracaso, permanecían los cuerpos de sus hombres que aun combatían cuando la promesa funesta. Estaban convertidos en pieda, tal y como estuvieran en aquel momento. La escena parecía haberse congelado, las estatuas estaban ahí, en posición ofensiva, unos batiéndose con lo que una vez debió ser el enemigo, otros huyendo, algunos muriendo, otros asestando sus últimas estocadas...

El demonio los había convertido en piedra. A todos, menos a él. No pudo evitar llorar, desear volver a despertarse en otro momento y en otra escena, o a poder rebobinar y morir en su lugar.
Ahora sus hombres no eran más que estatuas sin alma que siempre adornarían aquella aciaga llanura.









Hola!! Espero que os guste este relatillo que me acaba de salir. Venía pensándolo en la guagua.
Además de dejároslo aquí, quería deciros que por un tiempo estaré out, pues me voy de vacaciones!! La cosa pinta bien:
El sábado a la Isla de La Gomera con el Bichillo, hasta el lunes. Y el martes de road trip por Andalucía!! Undía con Popi en Sevilla, después ya con todos a Tarifa y Granada. El día 13 estoy de vuelta.
Hasta entonces!!